Un pueblo inicia una acción solidaria con un joven conductor novato atascado en su primer viaje.
Un joven camionero ruso fue engañado por el navegador satélite y se queda atrapado en una calle del país: se preparó una carrera solidaria para ayudarlo.
Muy joven, su primera experiencia laboral así como su primer viaje con un vehículo pesado, además en un país distinto al suyo. Como muchos confiaba en el navegador GPS para poder orientarse, pero era una lástima que no tomara en cuenta el tamaño del vehículo y los caminos que tenía que recorrer. Aquí, entonces, una carretera demasiado estrecha se convierte en el escenario en el que encajar el camión y poner al conductor en serias dificultades. Afortunadamente, los habitantes de la zona se hicieron cargo de la situación poniendo en marcha un verdadero concurso solidario
A algunos conductores les habrá pasado aunque sea una vez, aunque con varios años de experiencia a sus espaldas, ser engañados por el navegante y llegar a un barranco no apto para el paso de un camión.
Esto es lo que le sucedió en las últimas horas a un joven conductor de origen ruso que se encontró atravesando la aldea de Moncucco Torinese, en la provincia de Asti, posteando una calle estrecha y prácticamente atascado, luego de chocar contra una casa y romper un plástico de el lado derecho de su vehículo.
El conductor había cargado el vehículo en una conocida empresa de bebidas alcohólicas (la que da nombre al célebre cóctel al que se le añade, por así decirlo, la aceituna verde) y se disponía a regresar a la base, confiando en el ... abordo de vehículo y deslizándose, a su pesar, en una especie de embudo del que difícilmente podría haber salido si no hubiera sido por la solidaridad de la comunidad del pueblo.
El transportista joven e inexperto se apareció de inmediato a los habitantes del pueblo tan asustado y preocupado que, casi con naturalidad, se lanzó un concurso solidario para acudir en ayuda del desafortunado.
El primer escollo fue el idioma, ya que el chico no sabía ni una palabra de italiano. Una vez establecida una breve comunicación, se supo que el joven ruso se encontraba en su primera experiencia laboral, en su primer viaje, con poco dinero y ayunando durante dos días.
El consorcio solidario contó así con la implicación de muchas personas. Desde quienes gestionaron el tráfico rodado informando la inaccesibilidad a la calzada hasta los carroceros que repararon el vehículo y rellenaron el AdBlue para continuar el viaje (todo gratis).
Pero también hubo quienes le ofrecieron una bebida para animarlo y otros la hospitalidad para permitirle lavarse y tener una comida completa, dado el largo ayuno forzado. En definitiva, un bonito gesto de solidaridad colectiva que ha ayudado y ha hecho que un chico joven se sienta menos solo en un país que no es el suyo.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.