Esta madre soltera cuidó a los hijos de otros padres durante casi diez años. Pero mientras secaba lágrimas de cocodrilo y cantaba canciones infantiles, soñaba con el gran mundo y quería explorarlo mejor en un camión de 40 toneladas.
“Siempre veía una serie de camioneras en la televisión. Admiraba a estas mujeres duras y quería ser como ellas”, afirma la mujer. Además de su trabajo de 30 horas en la guardería, obtuvo en secreto su permiso de conducir camiones pesados y lo financió con 9.000 euros de su propio bolsillo.
Cuando la mujer se sentó durante las primeras semanas al volante de su Volvo rojo de 460 CV, lo único que sintió fue pura felicidad. “Finalmente me sentí libre. Estábamos solo yo, mi camión y el asfalto”, dice. Y añade: “Realmente disfrutaba ser maestra y amaba a mis hijos, pero el anhelo de finalmente romper con este corsé apretado era simplemente demasiado grande”.
Ahora transporta de lunes a viernes compost y residuos orgánicos entre Turingia y Hesse para la empresa Allrad Trans Schmidt GbR de Urleben. El camión con remolque volquete y contenedor de aluminio se ha convertido en su segundo hogar. No es un trabajo fácil para esta mujer de 1,56 metros de altura y tampoco siempre huele realmente bien.
El hada de la tracción total: “Al principio algunos amigos y familiares se reían de mí, pero ahora se quitan el sombrero” afirma la mujer con una sonrisa en la boca.
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