Tengo 25 años y quiero conducir un camión. "¿Si no es ahora, cuando?"

No es "hija de camioneros" ni viene del mundo del camión, estudió gráfica y comunicación y nadie, al menos al principio, apoyó su decisión de conducir un camión. Sin embargo, su determinación prevaleció y hoy Martina Caramellino, una joven de veinticinco años originaria de Trino, es camionera.

«Logré encontrar trabajo intentándolo y no desistiendo. No fue fácil, la mayoría de las personas con las que me entrevisté no confiaban en mí." Martina tiene 25 años, es originaria de Trino, en provincia de Vercelli, y desde mayo pasado ha hecho realidad su deseo de conducir un camión. Un deseo que nace de forma natural, instintiva, sin que Martina haya tenido nunca experiencia en el mundo del transporte por carretera. No era una conductora conocida,  nadie creyó nunca que Martina hablara en serio. Hoy conduce un camión frigorífico y todo el mundo ha tenido que cambiar de opinión. 

Pero no fue fácil y ella no lo oculta. De hecho, es lo primero que nos cuenta. «Mido poco más de un metro cincuenta, cuando llegué a las entrevistas me preguntaron si al menos sabía embragar, o si era italiana. Una vez incluso me preguntaron si estaba allí para llevar el CV de mi marido. Me enfrenté a mucha desconfianza antes de encontrar una empresa que quisiera confiar en mí." Cuando se le pregunta cuántos currículums tenía que enviar, se la puede escuchar sonriendo tímidamente al otro lado del teléfono. “Muchos” es la respuesta.

 

Sin embargo, finalmente llegó el trabajo.

Una empresa local me llamó para conducir el camión frigorífico. Luego expiró el contrato y comencé a trabajar para otras empresas, primero siempre en el frigorífico, luego desde principios de enero en la nueva empresa también cambié el tipo de trabajo. De hecho, hoy conduzco un camión cisterna para el transporte de alimentos líquidos.

 

Demos un paso atrás. ¿Por qué la idea de conducir un camión?

Uno de los mejores recuerdos que tengo de mi infancia es cuando andaba con mi abuelo. Era herrero y tenía una furgoneta Daily. Para mí era como si fuera un camión, la veía enorme. Creo que así nació mi pasión por la conducción.

 

Una pasión que también se ha convertido en deporte: los rallyes.

En la zona donde vivo se celebra cada año una carrera de rally. Me gustaba ver esos autos coloridos yendo rápido. Yo también quería probarlo, así que obtuve la certificación. Corrí un par de años y carrera tras carrera también llegó la satisfacción. Junto con el chico con el que corrí obtuvimos el primer puesto de la categoría en el rally de Alba.

 

¿También en los rallyes chocas de algún modo con los estereotipos de género, como te ha ocurrido con el transporte por carretera?

Definitivamente es un ambiente diferente, pero en el que nunca nadie me ha hecho preocuparme por el hecho de ser mujer. Creo que siempre depende de la inteligencia y la mentalidad de cada persona.

 

¿Cómo tomaron tu decisión las personas que te rodeaban?

Al principio mi madre no quería, pero hoy sucede a menudo que me defiende cuando alguien juzga mi elección. Mucha gente no entiende, me preguntan cómo "llevo esa cosa". Le respondo que sólo tengo que pisar el acelerador, no tengo que remolcarlo.

 

Entonces Martina se deja llevar por una confidencia…

No tienes idea de cuánto lloré por algunos episodios desagradables. Recuerdo, por ejemplo, que durante mi formación inicial iba conduciendo y tenía la ventanilla bajada. Un chico un poco mayor que yo me gritó "ustedes las mujeres están arruinando el mundo". Cuando tienes tantas buenas intenciones y luego escuchas que se dicen ciertas cosas, duele, especialmente si esas palabras tal vez provienen de hombres de familia. Quiero decir, si destruyeran los sueños de sus hijos, ¿cómo se sentirían?