Oficio y Pasión, "Relatos de un Camionero"

Buenas, ante todo un cordial saludo y agradecer la oportunidad que me ofrecéis, también mi agradecimiento a Pedro Rivas y a todo el grupo de Camionero en Ruta, entre ellos a Patricia, Carlos Uso, Jesús, Fran y muchos compañeros, mi familia y todos aquellos que me han apoyado, mis paisanos de Iznajar, para mi uno de los mejores pueblos, mi campeón y la señora que me tiene conquistado.
Bueno, me presento; soy Juan Francisco Almirón Delgado, tengo 42 años y no nací en un camión ¡eso está claro!; le traje la suerte a mi padre, José Almirón al nacer más bien, nací el mismo día que le dieron los papeles. Es más, haciendo el teórico parece que lo olí y me dio por dar la tabarra provocando a mi madre el parto. Si, así fue; no tenía otra cosa mejor que hacer después de 9 meses que esperáis.
Pegaso Comet.
A los 4 años mi padre se le ocurrió la ingeniosa idea de subirme en un Pegaso Comet, así nació la fiebre de los camiones, prácticamente casi que no he conocido otra cosa, malo para estudiar pero amante de los camiones, ¡como no!; pues camionero y como tal me labre mi futuro.

He estado en la construcción, camarero, repartidor y hasta en campañas de melones franceses, “cocas" y campañas de aceitunas. La única vez que se me quito la fiebre fue cuando mi padre se accidentó, pero cuando uno nace con algo en la cabeza y el destino lo manda, llegan las cosas; 5 exámenes del teórico pero la pista y la calle a la primera.
Pésimo para las parejas pero bueno, es lo que hay; siempre he acompañado a mi padre mientras podía y parecía que mi castigo al no aprobar en la antigua EGB era no subirme en un camión, es broma; mas bien me hacían estudiar mientras acompañaba a mi padre.
Al sacarme el carnet, lo primero que hice fue salir con un Renault Pitufo 340, por la noche y encima para descargar asfalto con la empresa de mi padre, me acompañaba un chofer muy bueno, Rafael al cuál le decíamos “El Bombero “, muy buena gente; me dio una semana de clases, ya lleve camiones con antelación pero mi padre me decía que el pegaba muchas voces y que Rafael tenia más paciencia, así que lo casi último de la base me lo dio el; ahora está ejerciendo de lo suyo, Bombero lo cual me alegro mucho por el, era su sueño y sinceramente se lo merecía conseguirlo.
Nunca se termina de aprender.
Lo demás que aprendí ya sabéis como es, todo poco a poco; lo mejor es que nunca se termina de aprender, siempre hay alguien que sabe más que tu y por lo tanto suelo escuchar a cualquiera que me explique algo; todos nos volvemos maestros una vez que nos jubilemos en el sector, cuando ya no vamos a ejercerlo, a partir de ahí nos volvemos historiadores.
Contándonos anécdotas somos unos máquinas, pero con el paso del tiempo he visto que el sector va cambiando, entiendo y comprendo que todo se va actualizando en la vida, pero cada día que pasa no hemos vuelto mas intolerantes, menos compañeros y menos comprensivos en la sociedad, pero entre nosotros mismos es peor, digamos que nos hemos vuelto mas hipócritas, pues sabiendo las penurias que pasamos en este sector, nos pisoteamos continuamente; ¡ojo! No todos, pero si la gran mayoría; los jóvenes o noveles; como queráis llamarlos, no escuchan y creen saberlo todo, la gran mayoría como anteriormente he dicho, los que llevamos mas tiempo, vamos con la pillería y la experiencia para hacer jugaditas a quien sabemos que sufren igual que el, los que no están en el sector no respetan; joder, si no nos respetamos ni entre nosotros, ¿Quién nos va ha respetar?
Escribir.
Un día comencé a escribir en la página de Camioneros en Ruta, vi que hubo compañeros a los que les gustó; seguí escribiendo día tras día y los compañeros seguían disfrutando de la lectura, sin saberlo me empujaban a escribir a diario, compartiendo mis historias, lo que solía ocurrirme, tanto a mi como a cualquier camionero, hasta que finalice este relato, me hicieron entender que se les puede llegar al corazón con un simple escrito. Daba igual las faltas de ortografía, el orden de las palabras; me hicieron entender que aún hay camioneros que con poco se les llega al corazón; un corazón enorme, (pongo por ejemplo a mi paisano Juan Pérez Luque y su aventura, sin animo de lucro en todo momento, hacer un viaje rodeando España para ayudar a la Asociación contra el Cáncer, al igual que el mismo Juan Pérez Luque junto a Sandryta, Ramón Monclus y una inmensa multitud de compañeros repartiendo tazas para la misma Asociación por toda España), tal vez sea el añoro de la familia, amigos y etc … tal vez sea el amor a la carretera, al camión.
Yo no soy escritor, pero con estos relatos me dieron a entender que no hay nada mas grande que el corazón de un camionero a su familia y a su camión. Yo no soy escritor, solo soy otro camionero, no somos héroes solo somos camioneros con un nombre y una familia. Oficio y Pasión, “ Relatos de un Camionero" trata de nuestra vida, la vida de un camionero, sus alegrías y penurias, de como nos trata la sociedad en su mayoría.
No damos vida, ni la salvamos, pero transportamos lo necesario para la misma, así que alguna importancia tendremos en la sociedad.
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En agradecimiento a Dioni y Publicaciones el Castillo
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