Abertis subirá las barreras de la autopista AP2, AP-7, y los tramos norte de la C-31, C-32 y C-33 el 1 de septiembre.
Hasta que se eliminen las playas de peajes de la autopista, se incluirán señales para reducir la velocidad al llegar a ellas.
El 1 de septiembre, a las 0.00, se alzarán para siempre las barreras de los peajes de la AP-2 y la autopista que durante los 44 últimos años ha conectado Zaragoza y el Mediterráneo dejará de ser de pago y se transformará en autovía. El único cambio visible para los conductores, además del previsible aumento de tráfico al ser gratuita y para evitar la peligrosa N-II, será que "se dispondrá la pertinente señalización y balizamiento en las zonas donde había barreras para que los usuarios reduzcan la velocidad al pasar por ellas", según informaron desde el Ministerio de Transportes. Los peajes se convertirán en cuellos de botella al coincidir el fin de la AP-2 con la operación retorno de vacaciones y un tráfico intenso en el mes de septiembre.
Cuando faltan apenas once días para el fin de las barreras de peaje en las autopistas AP-7 (en el tramo entre Cambrils y La Jonquera), la AP-2 (El Vendrell y Lleida) y los tramos norte de la C-31, C-32 y C-33, los trabajadores de las concesiones de Acesa e Invicat han empezado a recibir los comunicados de despido. Abertis, el grupo del que dependen ambas compañías, ha iniciado el proceso después de que las plantillas aprobaran ayer jueves las condiciones de las rescisiones de contratos que afectarán a 334 personas. Un pequeño retén mantendrá el empleo hasta el 30 de noviembre para permitir el traspaso administrativo con el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, en el caso de la AP-7, y el Departamento de Políticas Digitales y Territorio, en el caso de la C-32 y la C-33.
En el caso de Abertis, 140 empleados dieron ayer su sí al acuerdo cerrado entre dirección de empresa y comité de trabajadores, mientras que 50 se opusieron y 4 votaron en blanco. Los noes tuvieron más representación en el caso de Invicat: sumaron 18, frente a los 28 síes y dos abstenciones. David Sancha, responsable del sector de autopistas de UGT, señaló que esos votos contrarios reflejan más “la frustración y cabreo” ante el fin de los empleos.
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