El miércoles 7 de julio una patrulla de la policía de tránsito de Amaro detuvo un vehículo articulado "lonas" matriculado en Europa del Este en la A23 en el viaducto que domina el lago Cavazzo que realizaba un transporte internacional de productos semiacabados (bobinas de metal) con destino a su país de origen con el tacógrafo digital alterado (la caja negra de los camiones).
Había salido de Cremona. Al leer las impresiones y analizar los datos descargados, la patrulla de Stradale comprobó que, a pesar de que el conductor estaba conduciendo, el vehículo articulado estaba parado para el tacógrafo y el conductor había estado en reposo durante unos 50 minutos.
Esto es imposible dado que el vehículo fue seguido durante un tiempo por los mismos operadores antes de ser detenido. Profundizando el control, los operadores descubrieron la aplicación de un potente imán (envuelto en una bolsa de plástico transparente) en la parte trasera del tractor de carretera para interrumpir la transmisión de movimiento al dispositivo que excluía el registro de la actividad de carrera.
El conductor, al verse descubierto, confirmó que había solicitado poder seguir sin parar para hacer la pausa de 45 minutos. De hecho, había salido de la ciudad de los “Stradivari” y después de 4 horas y media de conducción ininterrumpida debería haberse detenido. Para no hacer esto y llegar a la frontera estatal lo antes posible, alteró el funcionamiento normal del tacógrafo.
Los controles, incluidos los controles técnicos de los tacógrafos digitales, se utilizan precisamente para desenmascarar a aquellos conductores que, por iniciativa propia o forzados por su empleador, adoptan sistemas ilegales para eludir los controles, interviniendo en la parte informática de los tacógrafos, para no respetar los tiempos de conducción y los tiempos de descanso creando evidentemente un peligro para la circulación.
De hecho, uno puede imaginar fácilmente el peligro de un vehículo con una masa total cercana a las 40 toneladas viajando conducido por un conductor que no tomó los descansos necesarios ¡una bomba disparada! Un efecto secundario, obviamente después de la seguridad vial, es que estos controles imponen una competencia de mercado adecuada en el sector del transporte por carretera.
Haber actuado de esta forma le costó un total de más de 3.600 euros, además de los gastos de la fianza a la que fue sometido el vehículo por la falta de pago de las multas en la vía en la inmediatez del contexto, así como la Retirada de la licencia para la posterior suspensión de la prestación la cual será entre 15 días y 3 meses.
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